Paso 1: Retirar todo el cabello
Previo al lavado, elimina cualquier cabello que está entre las cerdas del cepillo.
Paso 2: Llena un recipiente con agua tibia y jabón
Prepara un recipiente con agua tibia, y coloca unas gotas de jabón o champú. Asegúrate que el agua este tibia para aflojar la suciedad y los residuos, pero ¡ojo!, No debe estar tan caliente como para dañar las cerdas del cepillo.
Paso 3: Sumerge los cepillos
Sumerge los cepillos en la solución de agua y jabón. Asegúrate que las cerdas estén sumergidas en su totalidad, y déjalos reposar durante unos 15 minutos para que la suciedad se afloje.
Paso 4: Cepillado y frotado
Ahora que ya tienes los cepillos sumergidos, utiliza un cepillo viejo, o un cepillo de limpieza, y frota suavemente las cerdas para eliminar cualquier residuo persistente. Pon mucha atención a las áreas donde se acumula más suciedad, como la base de las cerdas.
Paso 5: Enjuague
Enjuaga cada cepillo bajo agua corriente para eliminar completamente el jabón y cualquier residuo. Asegúrate que no queden restos de jabón entre las cerdas.
Paso 6: Secado correcto
Es muy importante dejar que los cepillos se sequen por completo antes de volver a usarlos. Colócalos sobre una toalla limpia con las cerdas hacia abajo, para que el agua residual escurra. Evita dejarlos en un lugar húmedo, ya que esto podría fomentar el crecimiento de moho.
Sigue estos pasos y estarás garantizando que tus cepillos de cabello estén en perfectas condiciones. Cepillos limpios contibuyen a la salud general de tu cuero cabelludo y cabello, ¡Dale a tus cepillos el cuidado que se merecen!